Consiste en la activación consciente de la musculatura profunda que es la que se encarga de estabilizar las articulaciones y columna vertebral.
Estudios recientes evidencian que el dolor, las malas posturas o la inactividad física, inhiben estos músculos profundos o provocan que su contracción sea demasiado tardío.
Cuando nos queremos mover, el cerebro envía estímulos nervioso hacia esta musculatura estabilizadora y la activa de forma anticipatoria al movimiento que vamos a ejecutar. De esta forma, la articulación es estable y ya está preparada para que vengan otros músculos a generar el movimiento.
Cuando por los motivos antes mencionados, este patrón se ve alterado, el dolor se cronifica. Para romper este bucle, deberemos aprender a activar de forma consciente esta musculatura profunda. Así el cerebro volverá a restaurar el correcto envío de estímulos y todo el sistema neuromuscular empezará a trabajar de forma adecuada y sin compensaciones de otros músculos.
Se trata de suaves contracciones musculares sin movimiento, que debemos ser capaces de mantener durante determinados movimientos, evolucionando hacia el Pilates.